«No hubiera imaginado nunca que me esperaba un futuro maravilloso»

Elena Jacinto es directora del Centro Especial de Empleo de la Fundación DKV Integralia, con 230 personas a su cargo, ha formado una familia, con su pareja y su hija Marina, y ha ganado muchos títulos de tenis en silla de ruedas, un deporte que la llevó a participar en las Olimpiadas de 2012. Y cuando nos explica su trayectoria vital y mira hacia atrás, comenta sonriendo: «Si hace 21 años me hubieran dicho que tendría la vida que tengo ahora, no me lo hubiera creído».

Hace 21 años, cuando tenía 17, su sexto intento de suicidio le cambió por completo al vida, no solo porque la dejó en una silla de ruedas, sino porque a partir de entonces empezó un proceso de recuperación, de reconstrucción, hasta llegar donde está ahora. «En ese momento no me quería y sentía que el mundo y mi familia estarían mejor sin mi. Al final, el dolor es tan grande que se acaba convirtiendo en físico y la única manera que encuentras para aliviar este dolor es quitándote de enmedio». Y entonces fue también cuando le pusieron nombre a su trastorno de salud mental: trastorno límite de personalidad, y eso le permitió  «saber qué terapia tenía que seguir y hacia dónde dedicar los esfuerzos».

Tenemos la sensación de que la discapacidad física limita mucho, porque es evidente que voy en una silla de ruedas, pero en realidad un trastorno mental es mucho más limitante.

Cuando habla de su discapacidad física, Elena tiene claro que «tenemos la sensación de que limita mucho, porque es evidente que voy en una silla de ruedas, pero en realidad un trastorno mental es mucho más limitante, porque te puede llevar a no querer salir de casa, a no tener un entorno social, a no querer vivir…. ». En su caso, la discapacidad física no le ha supuesto ningún límite a la hora de conseguir sus objetivos vitales.

El deporte, el trabajo y la maternidad, tres pilares en la recuperación

Elena señala tres pilares fundamentales en su proceso de recuperación, cada uno en su momento, pero todos ellos relacionados entre sí. 

El primero de ellos es el deporte. «Cuando estaba en el hospital tras este último intento de suicidio, me dieron a probar el tenis como parte del proceso de recuperación física, pero acabó siendo una parte importante de mi recuperación mental.  Jugar a tenis me permitió  formar parte de un equipo, viajar, conocer a mucha gente y, sobre todo, tejer un entorno social, que para mí era muy importante, porque nunca había formado parte de nada».

Al poco de iniciar su aventura deportiva, con 19 años, empezó a trabajar en la Fundación DKV Integralia. Por aquel entonces, era una obligación para ganar dinero impuesta por sus padres, pero pronto se dio cuenta de que trabajar le permitía seguir jugando al tenis y llegar a las Olimpiadas, que tanto había soñado. Y el trabajo se convierte en algo fundamental para ella, creciendo en la entidad hasta llegar a ocupar el cargo de dirección que ocupa ahora. «He tenido suerte porque en el trabajo nunca se me ha devaluado por tener un trastorno mental, al revés, creo que me han permitido muchas cosas, pero, claro, estamos hablando de un centro especial de empleo, de un espacio protegido».

Si hay algo que aún me sigue dando miedo es pensar cómo lo vivirá mi hija cuando sepa que me he intentado suicidar, por todo lo que he pasado.

La maternidad es el tercer pilar que dice sustentar su vida. Ser madre fue un momento crucial para ella, que le hizo aflorar algunos miedos e inquietudes, y no solo por lo que se refiere a la movilidad. «Sé que soy una buena madre y no tengo miedo de que mi trastorno pueda influir en la maternidad. Pero si hay algo que aún me sigue dando miedo es pensar cómo lo vivirá mi hija cuando sepa que me he intentado suicidar, por todo lo que he pasado», nos confiesa.

Elena no sabía hace 21 años que le esperaba un futuro «tan maravilloso», como el presente que describe ahora: «Me siento plena, siento que soy feliz y que no necesito nada más», afirma contundente, y remata:  «Por eso, si volviera atrás, volvería a repetir todo lo que he vivido, porque es lo que ha hecho que sea la persona que soy».