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Duelo

Si se produce un suicidio juvenil, ¿qué se recomienda que hagan la familia y los amigos?

La muerte por suicidio de una persona joven supone una devastación y una experiencia muy traumática para los familiares y amigos, nos marca de por vida.

Socialmente nos podremos sentir cuestionados e incluso interiorizar este sentir, generándonos sentimientos de culpa que son muy profundos, presentes desde los momentos muy iniciales del duelo por suicidio.

Es recomendable en el inicio ofrecer compañía, respetando las necesidades de las personas en duelo, ayudar en lo más esencial y básico incluido el autocuidado; no emitir juicios ni opiniones sobre la persona fallecida por suicidio.

La compañía es escuchar evitando expresiones como: «sé lo que sientes» (a menos que hayas vivido una situación similar), «anímate por tus otros hijos/as”, «deja de llorar», «tienes que aceptarlo». Son expresiones que no ayudan, al contrario, provocan más dolor. A la muerte por suicidio, siempre inesperada y traumática, se une el hecho de la vivencia de una muerte a destiempo: los padres nunca estamos preparados para enterrar a nuestros hijos e hijas.

Se recomienda decir lo que ha ocurrido cuanto antes a los pequeños, adolescentes y jóvenes del entorno familiar. Es importante que sean conocedores por parte por algún adulto directo, mejor madres y padres, en caso que sean hermanos.

Es muy recomendable conocer a otras personas que han vivido esta experiencia que ofrecen su ayuda, individual o en grupos, para la gestión de las emociones y los sentimientos abrumadores en un duelo complejo.  Puedes encontrar esta ayuda a través de las asociaciones de supervivientes, como Después del Suicicio- Asociación de Supervivientes o Papageno.