¿Cómo puedo ayudar a mi hijo o hija que lo está pasando mal en la escuela para que no llegue a tener pensamientos suicidas?
Lo primero es reconocer el malestar, validarlo, informar al equipo docente del malestar que expresa, hacerlos partícipes de su recuperación, para que ellos, a su vez, hagan partícipes a los compañeros. Necesitamos identificar el origen del malestar en la medida de lo posible, si tiene que ver con una excesiva exigencia, con problemas de rendimiento o con la relación con sus compañeros y compañeras. Recordemos que, a los 12 o 13 años, son muchos los frentes que se abren, más allá de los estudios, como encajar con los otros, miedos al rechazo, vergüenza, etc.
Debe entender que le vais a ayudar porque, para vosotros, sus angustias son importantes y no hay de qué avergonzarse por tenerlas, que no hay modo de que ellos nos defrauden, que los queremos con buenas notas y con notas malas, con miedos y sin ellos.
Si con eso conseguimos disminuir su dolor, su malestar, ya estaremos evitando el riesgo de que aparezca la ideación de muerte. En segundo término, transmitir esperanza, que todo va a ir bien, que se permita el tiempo necesario para mejorar la situación, una vez se ha identificado.
Paralelamente, incrementar las oportunidades de vinculación, favorecer que tenga diferentes grupos de pertenencia, ya sea en deportes, en actividades lúdicas, centros cívicos, etc. Hay chicos que sostienen su autoestima en su desempeño en otros ámbitos que no son el académico, y hay chicos que se apoyan en los amigos del centro de ocio de su comunidad, del club de deporte, en los momentos en los que tienen algún conflicto con los compañeros de clase o del colegio.