Sospecho que mi hija o hijo tiene un trastorno de la conducta alimentaria, ¿qué hago?
¿Qué deben hacer los padres y madres si sospechan que su hijo o hija puede tener algún trastorno de la conducta alimentaria (TCA)?
Cuando surge la sospecha, las familias son sacudidas con muchos miedos, angustias, incertidumbres, sentimientos y emociones difíciles de manejar.
El primer paso es confirmar la sospecha en un entorno de confianza y apoyo; un paso que no siempre es fácil ni para los padres o madres ni para los hijos que están sufriendo este problema.
Este sencillo decálogo puede ayudarte a generar un entorno familiar adecuado para detectar si, efectivamente, existe un trastorno de la alimentación y empezar a buscar soluciones profesionales, acompañando a tu hijo o hija en este proceso de recuperación.
Decálogo de actuación para familias ante la sospecha de que tu hijo o hija tenga un trastorno de la conducta alimentaria:
- Asegúrate de facilitar un espacio físico en el que tu hijo o hija se sienta segura y confiada para que pueda expresar sus miedos o preocupaciones con fluidez.
- Genera un ambiente de confianza. De esta manera, se sentirá lo suficientemente cómodo para reconocer que presenta algún problema y será más fácil que acepte ayuda.
- Habla con serenidad, pero de forma convincente. Fomenta el diálogo, muestra interés por lo que le puede estar pasando.
- Utiliza la escucha activa. Se trata de ser empático, ponerse en el lugar de la persona que está hablando y ser comprensivo con sus sentimientos, pensamientos y emociones. La escucha activa te permitirá una comunicación más cercana y positiva y favorecerá que tu hijo o hija se sienta apoyada.
- Actúa sin dramatizar y desde la serenidad y la reflexión. El diagnóstico de un trastorno de la conducta alimentaria es muy serio, pero se puede superar con la ayuda de profesionales especializados.
- Es muy importante incidir en la idea de que pedir ayuda le va a servir para sentirse mejor del problema que padece.
- No caigas en los engaños. Las personas que tiene un TCA pueden llegar a mentir con frecuencia a sus familiares para poder seguir con la restricción alimentaria u otros síntomas relacionados con la enfermedad. Si uno se deja convencer de que realmente no ocurre nada grave, se cae en el autoengaño y no se ayuda a la persona afectada. Tenemos que confiar en la persona y desconfiar de la enfermedad.
- No tomes decisiones de forma precipitada. El problema no se resuelve en dos días. Es una situación difícil y, por lo tanto, requiere serenidad y pensar antes de actuar.
- Piensa que es una enfermedad psíquica. No son manías ni tonterías de la edad. Los trastornos de la conducta alimentaria son enfermedades mentales en las que la persona sufre mucho a nivel psicológico y físico.
- Acude a un profesional sanitario para la valoración de tu hijo o hija y para iniciar un tratamiento con profesionales especializados si fuera necesario. La detección precoz, el inicio de un tratamiento especializado y el apoyo familiar son claves en el buen pronóstico de la enfermedad.
Teléfono de la Esperanza 93 414 48 48
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