¿Cómo podemos acompañar a las personas con autismo durante la adultez? ¿Qué apoyos o estrategias comunitarias podrían fomentar su autonomía y la integración en una sociedad diversa?
«Tenemos dos poblaciones muy diferentes: las personas con autismo y discapacidad intelectual, que van a necesitar ayuda, tanto ellas como las familias, durante toda la vida. Y luego tenemos el grupo de capacidad cognitiva dentro de la «normalidad», que algunos van a necesitar también ayudas toda la vida, pero de otro tipo. El objetivo con estas personas es que vivan una vida como cualquier otra, pero para hacerlo necesitarán ayudas para su funcionamiento. Una de las grandes dificultades es el acceso a trabajo, incluso para personas muy cualificadas. Por eso necesitamos programas de formación prelaboral y programas laborales adaptados al tipo de trabajo que van a desempeñar, a sus áreas de especialización y de conocimiento y a las tareas que más se adaptan a ellos.
Pero uno de los grandes desafíos es enseñarles a vivir de una manera autónoma e independiente, porque el autismo afecta mucho su capacidad de autonomía: el autocuidado de ellos mismos, de su vida… Es decir, esas pequeñas cosas que para nosotros son imperceptibles del día a día, pero que para ellos son factores de posible estrés. Por lo tanto, en los diferentes momentos de la vida van a necesitar acompañamientos, y es fundamental que haya equipos comunitarios que les ayuden primero a ir aprendiendo y segundo a sentirse seguros para que luego lo puedan hacer de manera autónoma.
Si el mundo estuviera adaptado a las personas con autismo, los que tendríamos problemas seríamos los que no tenemos autismo, pero hemos adaptado un mundo a nuestra medida que a ellos les resulta muy difícil.
Y luego, desarrollar programas de vivienda con diferente intensidad de supervisión. Aquellos que tengan más dificultades van a necesitar un ámbito residencial, porque necesitan adaptación de todo, pero las personas adultas que pueden trabajar, inteligentes, a veces por su propia limitación social, necesitan pisos con una cierta supervisión donde también puedan socializar, donde haya gente profesional que se asegura que en momentos de estrés ellos tienen ese vínculo de confianza que es fundamental. Mantener un vínculo por correo o Whatssapp con un profesional puede ser vital para que no desarrollen un cuadro de depresión, dejen de ir a trabajar y empiecen un momento muy difícil en su vida.
Tampoco tenemos resuelto el proceso de socialización. Las asociaciones hacen un gran trabajo, pero necesitamos programas de socialización mucho más continuados a lo largo de la vida. Debemos fomentar la conciencia social para integrara a estas personas, que son muy interesantes a pesar de que sean diferentes a nosotros. Yo siempre digo que, si el mundo estuviera adaptado a las personas con autismo, los que tendríamos problemas seríamos los que no tenemos autismo, pero nosotros somos mayoría, todavía, y por tanto hemos adaptado un mundo a nuestra medida que a ellos les resulta muy difícil».
Cómo ayudar a un adolescente con TEA a socializar