Los QualityRights: el empuje definitivo hacia el cambio
Resumen
La atención en salud mental ha experimentado cambios progresivos, especialmente en el último decenio, impulsados en gran medida por asociaciones que abogan por los derechos de las personas atendidas y la eliminación de prácticas coercitivas. Los profesionales de la salud mental, incluyendo a enfermeras y médicos, están recibiendo una formación más temprana sobre el trato con personas con problemas de salud mental, orientada hacia el respeto a los derechos y la erradicación de medidas restrictivas. Los QualityRights, iniciativa de la Organización Mundial de la Salud, ofrecen formación online gratuita, promoviendo el conocimiento y la aplicación de los derechos humanos en el ámbito de la salud mental. Este programa busca evaluar y mejorar la calidad de los servicios de salud mental y combatir el estigma, alineándose con la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad.
La atención en salud mental ha ido, afortunadamente tanto para las primeras personas como para los profesionales, viviendo cambios paulatinos, probablemente sentidos como lentos por unos y otros (sobre todo para los primeros), siendo particularmente más acelerados en el último decenio.
Es importante reconocer como profesionales que muchos de estos cambios se han ido dando por la presión ejercida por el mundo del asociacionismo en primera persona, quien ha ido alzando su voz demandando cómo quieren y cómo esperan ser atendidos cada vez con más contundencia, en una labor ya iniciada en nuestro país hace más de 30 años por el altavoz de las primeras asociaciones de familiares. En su gran mayoría, estas demandas van enfocadas a la lícita defensa de sus derechos, al respeto a sus voluntades y a la supresión de medidas coercitivas.
Los profesionales que nos dedicamos al ámbito de la salud mental nos podemos haber sentido interpelados o cuestionados por prácticas históricas que aplicábamos desde una manera de cuidar o intentar cuidar que, debemos reconocer, no ha sido siempre la mejor o de las cuáles se puede haber cometido un exceso.
Aquí podríamos hablar en mayor o menor medida de diversos cuestionamientos y principios éticos que en algún momento han podido colisionar y también de las ratios de personal históricamente ínfimos en salud mental, de las estructuras, etc.
¿Suena esto a crítica a algunos de nuestros modelos asistenciales del pasado (no tan remoto, incluso presente todavía en ocasiones)? Sí, porqué pese que el fin haya sido bienintencionado, lo cual no es para mí motivo de debate, los medios no siempre han sido los adecuados: contenciones mecánicas, ingresos involuntarios, prohibición de visitas, de permisos, etc. Recordemos, por ejemplo, que se permitió el uso del teléfono móvil en las unidades de ingreso de agudos (salvo en algunos casos de algunas instituciones donde ya se había asumido el «riesgo» tiempo antes) porque nos sobrevino una pandemia mundial. Hoy, en la gran mayoría de dispositivos de ingreso, las personas hacen uso de su teléfono móvil durante su estancia y no hay constancia de que haya pasado «nada malo» o nada que no pudiera ocurrir en otros entornos de hospitalización fuera de los de salud mental.
Es doloroso cuando, desde el mismo asociacionismo en salud mental, a veces a los profesionales (yo soy enfermero no lo olvidemos) se nos tilda de torturadores. Esta visión de parte del colectivo de personas con experiencia propia solo se puede entender desde la perspectiva de que todavía existe una brecha histórica de dolor en nuestra relación profesionales/personas atendidas que, por fortuna, una inmensa mayoría sentimos y nos esforzamos en ayudar a cerrar desde siempre y más aún si cabe en los últimos años. Y eso es necesario que suceda.
El cambio también ha llegado a los profesionales desde sus fases formativas más tempranas: enfermeras (EIR), psicólogos (PIR) y médicos (MIR), reciben en sus respectivas residencias, encuentros y seminarios con personas con problemas de salud mental. Parte de la clave del cambio cultural también está en la formación impartida y recibida.
¿Antes (situando ese antes en un espacio tiempo no determinado) lo hacíamos peor? No seré yo quien juzgue, pero sí puedo decir que, como nómada profesional que soy, habiendo trabajado en muchas instituciones a lo largo de mis 26 años como enfermero en salud mental, que ahora lo estamos haciendo mejor y empezamos a tener ejemplos de buenas prácticas en cuanto a la erradicación de medidas coercitivas y de la contención mecánica u otras, como las unidades de puertas abiertas. Es un sentir unánime que ese es el camino y el rumbo a seguir y que cada institución deberá poner recursos en pro de la consecución de esos objetivos.
Una formación para seguir escuchándonos y entendiéndonos
Los QualityRights y la formación que ofrecen tanto a población general, como a profesionales y personas con experiencias vividas, han de ser entendidos como un instrumento para seguir escuchándonos, entendiéndonos, y para hacer ese salto hacía delante definitivo hacia una plena garantía de derechos de las personas con discapacidad psicosocial, intelectual o cognitiva. La Organización Mundial de la Salud los ha diseñado con el objetivo de poder evaluar y mejorar la calidad y los derechos humanos en los recursos de salud mental y de servicios sociales especializados, combatiendo el estigma y la discriminación y orientando a la reforma de políticas y leyes nacionales en consonancia con la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad.
Hemos mencionado antes cuán importante está demostrándose la formación en la transformación de la cultura asistencial en salud mental. Los QualityRights ofrecen recursos formativos, de libre acceso, en base a un itinerario diseñado en forma de módulos que recoge los principales temas que conectan con los derechos de las personas, contemplando tanto la parte teórica como la práctica en forma de dinámicas participativas. Así podemos encontrar desde materiales más básicos hasta otros más especializados, guías y herramientas complementarias, distribuidos en áreas temáticas: derechos humanos, salud mental discapacidad y derechos humanos, capacidad jurídica, recuperación y protección contra la coacción la violencia y el maltrato.
El Departament de Presidencia de la Generalitat de Catalunya, desde el Pacte Nacional de Salut Mental, ha traducido todos los materiales al castellano y al catalán y que pueden encontrarse en Support-Girona y SOM Salud Mental 360º. En la actualidad, un grupo de expertos coordinados por Obertament está trabajando en una adaptación del propio material original a nuestra realidad más cercana.
Hasta que esta formación y estos materiales adaptados, confiemos que, en breve, puedan estar a disposición de futuros formadores de formadores que extiendan y ramifiquen por todo el territorio el mensaje, los QualityRights ofrecen una formación online, también de libre acceso creando una cuenta, pensada en capacitar a las personas en un nivel básico sobre las cuestiones planteadas y con una certificación final una vez concluido el curso. Yo ya tengo la mía y tú, ¿te animas?
En definitiva, los QualityRights fomentan nuestro aprendizaje, nos invitan a reflexionar, nos hará cuestionarnos cómo lo hemos hecho, cómo aun, quizás lo seguimos haciendo y ya no debemos hacer, y nos orientará a cambiar en ocasiones nuestras prácticas asistenciales alineándolas con la Convención sobre los derechos de las Personas con Discapacidad.
Los QualityRights deben ser el empuje definitivo al cambio porque, como bien declaró en una entrevista concedida a esta misma plataforma su impulsora, la Dra. Michelle Funk, Jefa de la Unidad de Política, Derecho y Derechos Humanos del Departamento de Salud Mental y Consumo de Sustancias de la Organización Mundial de la Salud: «Necesitamos cambiar actitudes y mentalidades sobre la salud mental a todos los niveles».
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