«Mi hijo no sería como es si no fuera por todo el trabajo terapéutico que hemos hecho»
Kirill tiene una mirada huidiza con las personas que no conoce, pero muy atenta a todo lo que pasa alrededor. Está viviendo su adolescencia con todas las complicaciones que supone ser una persona con un Síndrome Alcohólico Fetal (SAF) y hemos querido conocerle un poco mejor.
Su madre, Montse Dolz, nos cuenta que ser madre era su mayor deseo. Cuando llegó Kirill, después de la primera sorpresa de entender que el niño tenía algún tipo de problema, el marido de Montse, Manuel, la cogió de la mano con firmeza y dijo: «este es nuestro hijo y aquí estamos para sacarlo adelante».
El día a día no es nada fácil para Montse, ahora sola en el cuidado de Kirill, ya que el padre del chico falleció hace unos años. «A veces muy complicado porque nunca sabes muy bien sus reacciones, ante todo tú has de estar bien para que él este bien y, sobre todo, confiar en él», explica Montse.
La adolescencia, que ya de por sí puede ser un reto para los padres, es para Kirill un poco más difícil por sus problemas para socializar, pero sigue con sus estudios de la ESO con el Suport Intensiu d’Escolarització Inclusiva (SIEI), recibe clases de equitación adaptada y tiene pasión por la natación.
El SAF es un daño cerebral no recuperable que puede aparecer en niños y niñas cuyas madres han consumido alcohol durante el embarazo. Uno de los aspectos primordiales es la detección precoz para empezar a trabajar cuanto antes con estos niños y niñas. «El daño está hecho», explica la madre de Kirill, «pero estoy segura de que mi hijo no sería lo que hoy es si no fuese por todo este trabajo terapéutico que hemos hecho y, porque no decirlo, mi esfuerzo y dedicación. Claro que te cambia la vida, mi vida está dedicada a él, hay que aceptar lo que le ocurre a tu hijo para poder ayudarle».
El objetivo de Montse es que su hijo llegue todo lo lejos que pueda en sus capacidades y que logre ser lo más independiente posible, un deseo compartido por todas las familias con niños con trastornos del espectro alcohólico fetal (TEAF) pero de difícil solución por la necesidad de recursos de apoyo indispensables para que eso sea posible.
La madre de Kirill cree que su hijo puede desarrollar sus capacidades en alguna función que requiera ayudar a los demás. Es cariñoso, empático y se preocupa por mucho por los demás, especialmente si hay alguna dificultad o enfermedad.
Este testimonio es posible gracias a la Asociación de Familias Afectadas por el Síndrome Alcohólico Fetal (AFASAF).
Teléfono de la Esperanza 93 414 48 48
Si sufres de soledad o pasas por un momento dífícil, llámanos.