Consejos para motivarte y mantener unos buenos hábitos
¿Cuántas veces te has sentido desmotivada durante el tratamiento por un trastorno de conducta alimentaria? ¿Y cuantas veces te ha resultado difícil mantener un hábito saludable? ¿Cuántas veces has pensado «no puedo»? Seguramente hay muchas personas que en su respuesta nos dirán que muchísimas veces. Lo primero que te queremos contar es que es normal. Como en todos los procesos, hay diferentes fases y que cada una tiene sus retos y sus momentos positivos.
En este artículo queremos ayudarte a que puedas encontrar motivaciones y darte algunos consejos para mantener un hábito saludable. Como seguramente ya sabrás, son dos elementos muy importantes para avanzar durante el proceso terapéutico.
Vamos a empezar definiendo la motivación. Es un estado interno que activa, dirige y mantiene la conducta de las personas hacia metas o fines determinados. Es el impulso que nos mueve a realizar determinadas acciones y persistir en ellas para su culminación. La motivación es lo que nos impulsa cada día a llevar un rumbo determinado y es lo que tenemos que buscar para mantenerlo.
Hay dos tipos: la intrínseca, que es la que viene de uno mismo. Como, por ejemplo, practicar alguna afición, mejorar el conocimiento sobre algo, o ayudar a otras personas. Y la extrínseca, que son todos aquellos estímulos o recompensas que necesita la persona para realizar una determinada acción. Como, por ejemplo, sacar una buena nota en un examen, ganar dinero por trabajar o tener reconocimiento social por algo realizado.
Cuando nos planteamos establecer nuestras motivaciones, es importante tener en cuentas los siguientes requisitos:
- Deben ser realistas. No vamos a pretender correr una maratón sin antes haber entrenado. Pero tienen que ser ambiciosos, que te pique y que te den ganas de decir «yo puedo».
- Deben tener un beneficio a corto plazo. Como, por ejemplo, terminar el trimestre con buenas notas y no pensar en la carrera universitaria cuando aún estás en secundaria. Todo esto con un objetivo a largo plazo, y que se puede ir cambiando en función de cómo vamos reaccionando ante los objetivos a corto plazo.
- Deben tener apoyo externo. La familia y las amistades son de gran ayuda. Eso sí, no busques el apoyo de todos, no todo el mundo va a entender todas tus decisiones. Céntrate en aquellas personas que si te apoyan y que te ayudan a seguir.
Recuerda que es importante buscar motivaciones y realizar un plan de acción para conseguirlas. No te preocupes si ahora mismo sientes que no tienes ninguna. Todos podemos tener motivaciones, sigue buscando y las encontrarás. En muchas ocasiones el error no es el objetivo, sino cómo se diseña el plan para alcanzarlo.
Y pregúntate… ¿Estás haciendo hoy cosas para llegar a donde quieres llegar? Si las estás haciendo genial, ten en cuenta que no es fácil y que es un camino largo. Si no las estás haciendo es momento de cambiar y hacer esas cosas que te llevaran a tu camino.
¡Ah! Y disfruta del proceso, no todo es la meta, sino las cosas que hacemos durante el proceso.
La importancia de implementar hábitos saludables
Los hábitos saludables son conductas que tenemos asumidas como propias en nuestra vida cotidiana, y que inciden positivamente en nuestro bienestar físico, mental y social. Es importante saber que no se nace con hábitos, sino que se generan y se desarrollan a lo largo de la vida (cada persona desarrolla los suyos propios).
Recuerda que un hábito saludable también es quedar con amigos, echar unas risas, no todo es lo que nos imponen.
Para generar un hábito hay que esforzarse y ser constante. También hay que hacerlo para renunciar a un hábito no saludable adquirido.
Consolidar un buen hábito requiere las 4R:
- Recordatorio: tenerlo presente, que no se te olvide, pero que no te obsesione. No puede limitar tu vida.
- Rutina: ponerlo en práctica, pero al igual que antes sin obsesionarse, si un día ves que no puedes cuidarte también es decir «hoy no puedo».
- Repetir: reproducirlo muchas veces. Es un proceso en el tiempo, se adquiere si lo mantenemos una temporada, luego ya no nos costará.
- Recompensa: lo que nos aporta haberlo realizado. Siempre es gratificante hacer cosas que nos cuestan.
Cuanto más se repite la conducta, menor es el esfuerzo y se acaba haciendo sin pensar. Recuerda que cuando una persona avanza con un buen hábito suele aumentar la motivación, y acaba notando los beneficios.
Recuerda siempre que es un camino que has elegido libremente y que es el que quieres conseguir. Nunca lo sientas como una obligación.
Teléfono de la Esperanza 93 414 48 48
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