Uso seguro de las redes sociales en personas con TEA
La tecnología tiene un gran potencial y muchos beneficios para las personas con trastorno del espectro del autismo, pero a la vez puede comportar innumerables peligros cuando se utiliza sin el conocimiento y la supervisión adecuada.
Las nuevas tecnologías pueden ayudar a romper barreras y favorecer la inclusión, la socialización o la autonomía de estas personas, pero es muy importante que estén preparadas y prevenirlas de los posibles riesgos derivados del abuso o el mal uso que se hace de ellas. Lol mismo pasa con las redes sociales, que ofrecen grandes ventajas para la comunicación y socialización de las personas con TEA, pero a la vez pueden generar muchos problemas derivados de su uso.
Las redes sociales ofrecen grandes ventajas para la comunicación y la socialización de las personas con TEA
Los estudios destacan, entre los principales beneficios de las redes sociales, la facilidad para socializar (amistades, pareja y el sentimiento de comunidad que experimentamos al formar parte de un colectivo virtual con el cual podemos compartir intereses y aficiones) y, por otro lado, la posibilidad de sentirnos entendidos y acompañados por otras personas que comparten historias vitales parecidas a las nuestras, que nos ayudan a entendernos y a no sentirnos solos. La comunicación asíncrona también facilita enormemente el mantenimiento de relaciones sociales y la interacción y participación con la comunidad. Así, el 79,6% de adultos con TEA utilizan las redes sociales, y el motivo más común para hacerlo es la búsqueda de conexión social. (Micah O. Mazurek, 2013).
Cuando hablamos de redes sociales, hay algunos factores que podemos tener en cuenta para favorecer un buen uso y minimizar las posibles consecuencias indeseables:
Formación
No tenemos que dar por hecho que una persona sabe cómo usar las redes sociales correctamente porque es nativa digital. Hay programas específicos para usuarios con TEA y guías en línea que se pueden descargar, pero los adultos también tenemos que enseñarles qué es apropiado y que no, explicando por qué no subimos ciertas fotos o qué contenido personal compartimos.
Hay que dejar muy claro cómo usar el Whatsapp, por ejemplo, sin que la otra persona se sienta violentada por la cantidad de mensajes recibidos; explicarle que existen las noticias falsas (fake news) y que no todo lo que leemos en Twitter es verdad, o que hay challenges de Tik Tok que son peligrosos y muy nocivos.
Prevención
Hay que informarles sobre los peligros que nos podemos encontrar en las redes sociales, como por ejemplo el ciberbullying (ciberacoso), el grooming (acoso sexual) o lo sexting (envío de contenido sexual a través del móvil). Muchos hemos oido hablar de estos conceptos, pero poca gente es consciente de lo que realmente implican. El ciberbullying, por ejemplo, va mucho más allá de insultar a través del móvil. Excluir repetidamente a alguien de los grupos de Whatsapp, difundir mentiras creando una cuenta falsa en Instagram o publicar imágenes humillantes en Facebook pueden ser formas de ciberacoso que muchas personas con autismo no identifiquen. Desafortunadamente, los adolescentes con TEA tienen cuatro veces más probabilidades de ser víctimas de ciberbullying. Por otro lado, también hay que saber cómo actuar si nos encontramos en alguna de estas situaciones.
Las personas con TEA tienen más riesgo de ser víctimas de estas prácticas, pero a la vez, también se dan muchos casos en que son ellas las que hacen un mal uso de las redes sociales por desconocimiento y como consecuencia directa de las dificultades propias de la condición autista.
Supervisión
Es importante poder llegar a acuerdos que impliquen un acompañamiento en el uso de las redes sociales. Se recomienda empezar por un mayor control y, poco a poco, a medida que el usuario adquiere más competencias, darle más libertad.
A pesar de que el riesgo de adicción a las redes sociales no es tan elevado como el abuso de los videojuegos, hay que tenerlo presente y establecer un plan de uso funcional de los dispositivos electrónicos, pactando cuándo y cómo utilizarlos. A menor autoestima, autocontrol, inseguridad y aislamiento, mayor riesgo de abuso de las redes sociales. (Huaytalla et coles., 2016)
Los adolescentes con TEA tienen cuatro veces más probabilidad de ser víctimas de ciberbullying
Del mismo modo, hay que hacer un seguimiento psicológico para vigilar el impacto de las redes sociales en el estado anímico y en la salud mental, puesto que se ha detectado una relación entre su uso y el desarrollo o agravación de algunos trastornos concurrentes al TEA, como por ejemplo la ansiedad, la depresión o los trastornos de la conducta alimentaria.
En conclusión, las redes sociales tienen un gran potencial para ayudar las personas con TEA, siempre que se utilicen con una formación y una supervisión adecuadas, ajustadas a las necesidades individuales.
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