Mitos sobre el suicidio
En el inconsciente colectivo sobre el suicidio planea toda una serie de mitos, falsas creencias y prejuicios asociados a su tabú y estigma que debemos combatir. No ayudan ni protegen, y son solo intentos poco útiles de explicarnos su terrible porqué.
- Todas las personas que mueren por suicidio sufren un trastorno mental.
FALSO. Quererse morir indica un gran malestar y sufrimiento emocional pero no necesariamente un trastorno mental. No todas las personas con trastorno mental intentan suicidarse ni todas las personas que se quitan la vida tienen una enfermedad mental. El dolor intenso conduce a pensar que la única solución posible es la muerte.
- La persona que se suicida desea morir.
FALSO. Las personas que realizan tentativas y un acto suicida suelen estar ambivalentes acerca de la vida o la muerte. Algunas personas mueren al intentarlo, pero hubieran preferido seguir viviendo. Estas personas quieren librarse definitivamente del malestar emocional que sienten.
- Todas las personas que hayan intentado suicidarse alguna vez nunca dejarán de intentarlo.
FALSO. Es cierto que hay personas que intentan suicidarse en varias ocasiones en un periodo corto de tiempo, pero los pensamientos suicidas no son permanentes. En algunos casos no vuelven a aparecer jamás.
- Las personas que dicen que van a quitarse la vida no lo van a hacer.
FALSO. Aproximadamente el 75% de personas que consumaron el suicidio hicieron alguna advertencia previamente a la acción. Estas personas no quieren llamar la atención. Jamás hay que ignorar este tipo de mensajes. Hablar de ello puede ser una forma de pedir ayuda.
- Hablar del suicidio puede incitar a alguien a hacerlo.
FALSO. El estigma alrededor del suicidio es muy grande. La mayoría de las personas que contemplan el suicidio no saben con quién compartirlo. Hablar de ello puede ser en realidad una oportunidad para prevenirlo, permite ofrecer una nueva y alternativa visión de la situación.
- El suicidio no puede prevenirse ya que es un acto impulsivo.
FALSO. El porcentaje de casos en que no se observaron síntomas, factores de riesgo o indicadores previos es muy bajo. Estos casos ciertamente son muy difíciles de evitar, pero en la mayoría existen numerosos indicadores de las conductas suicidas. Por tanto, la prevención es la mayor contribución posible para ayudar a estas personas.