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Señales de alerta, factores de riesgo y factores de protección

Señales de alerta

Los signos que nos alertan de un riesgo de suicidio son diversos. Por una parte, cualquier verbalización de una visión negativa sobre uno mismo. Esto se traduce en expresiones como: «no valgo nada», «mi vida no tiene sentido».  También debemos estar alerta a los cambios de conducta que denotan pérdida de interés por cosas que antes gustaban hacer. 

Algunas de las señales de alerta más comunes son:

  • Hacer comentarios sobre la manera de matarse o planes para matarse a sí mismo o para hacerse daño.
  • Mostrar desesperación, sentimientos de desesperanza y soledad o hablar de no tener salida.
  • Sentir un dolor profundo que no acaba y que hace sentirse como atrapado.
  • Expresar que se es una carga para los demás, que no le importa a nadie, que los demás estarían mejor sin uno mismo...
  • Consumir o aumentar el consumo de sustancias como las drogas o el alcohol.
  • Tener un comportamiento ansioso o agitado.
  • Dormir demasiado o demasiado poco.
  • Abandonar las relaciones con la familia, las amistades y otras relaciones importantes.
  • Expresar rabia extrema.
  • Tener cambios de humor, tristeza o irritabilidad, desmotivación, pérdida de interés.
  • Aislarse del ámbito social y familiar.

Factores de riesgo

Cualquier persona puede tener una conducta suicida, pero se han identificado factores personales, familiares y sociales que incrementan el riesgo de suicidio. Identificarlos y detectarlos es un primer paso para evitar la muerte por suicidio.

Algunos de estos factores de riesgo son:

  • Tener una enfermedad mental (en especial, la depresión).
  • Haber realizado intentos de suicidio previos y autolesiones.
  • Tener determinados rasgos personales como la rigidez cognitiva, la falta de persistencia como elemento de la impulsividad y la desregulación emocional.
  • Sentirse desesperanzado con el presente y el futuro.
  • Haber sido víctima de sucesos traumáticos, abuso, desamparo o negligencia en la infancia.
  • Estar sometido a un alto nivel de estrés, en especial, escolar y/o interpersonal con sus iguales.
  • Estar sufriendo una situación familiar estresante, o haber sufrido una pérdida significativa.
  • Estar sufriendo una situación de acoso escolar o de ciberbullying.
  • Haber sufrido una ruptura de pareja traumática e inesperada.
  • Haber sufrido el fallecimiento de un amigo o un familiar directo por suicidio.

Factores de protección

Es importante potenciar los factores que pueden proteger de la ideación suicida, como:

Reducir el dolor o incrementar las habilidades para afrontarlo:

  • Incrementar la habilidad en la resolución de conflictos.
  • Vincularse al tratamiento de salud mental, especialmente por abuso de alcohol y drogas.

Incrementar la esperanza:

  • Poseer creencias y prácticas religiosas.
  • Confiar en la recuperación de las dolencias.

Mejorar la vinculación y el sentimiento de pertenencia:

  • Incrementar las habilidades para las relaciones sociales.
  • Tener confianza en uno mismo.
  • Tener hijos.
  • Tener apoyo familiar y social.