El TOC es un trastorno que se caracteriza por la presencia de dos fenómenos relacionados entre sí: obsesiones y compulsiones. Las obsesiones son pensamientos, impulsos o imágenes, intrusivas, repetitivas e indeseadas que generan un malestar significativo. Las compulsiones son comportamientos, tanto motores (que podrían ser observados por otras personas) como mentales (que la persona lleva a cabo en el interior de su mente y no son observables), que suelen ser repetitivos y que la persona lleva a cabo para reducir el malestar que le generan las obsesiones o evitar que ocurra algún daño para sí misma o para los demás (con frecuencia sus seres queridos). En otras ocasiones las personas con TOC tienen que llevar a cabo acciones de forma rígida y estereotipada, siguiendo unas reglas autoimpuestas (hacer las cosas en un cierto orden, o un determinado número de veces), hasta que tienen la sensación de que son «correctas».
Es importante tener en cuenta que tener TOC no es «ser maniático». Todos podemos tener pensamientos intrusos ocasionales, hábitos o reglas autoimpuestas, pero no nos causan un malestar significativo si no las mantenemos, no nos ocupan más de una hora al día, ni se repiten a diario. En cambio, en la persona con TOC, los pensamientos, imágenes o impulsos, y los rituales asociados, son muy frecuentes, ocupan gran cantidad de tiempo en la vida de la persona, se acompañan de emociones negativas intensas (miedo, asco, culpa, etc.) y dificultan que la persona pueda adaptarse y ser funcional en diversos ámbitos de su vida (estudios, trabajo, familia, amigos, etc.).
A veces se utiliza de forma errónea el término ser «obsesivo/a» para referirnos a ciertos rasgos de personalidad, y se confunde con tener un TOC. Las personas con un trastorno obsesivo de la personalidad tienen ciertos rasgos de carácter, persistentes en el tiempo, que les dificultan adaptarse adecuadamente a su entorno familiar, social, laboral o académico, y que se caracterizan por la tendencia al perfeccionismo, la hiperexigencia en diferentes ámbitos, la tendencia a la rigidez y a las rumiaciones, además de preocuparse en general por el orden y los pequeños detalles a pesar de que ello les suponga menor eficiencia, un tiempo desproporcionado en realizar tareas o dificultades en las relaciones, en algunos casos.
Una persona con TOC puede tener o no una personalidad de tipo obsesivo, dado que en ocasiones ambas patologías coexisten y en otras, la persona con TOC puede tener una personalidad perfectamente adaptada o bien presentar rasgos de personalidad disfuncionales de otro tipo (evitativos, dependientes, límite, etc.). La evaluación de la personalidad debe llevarse a cabo cuando las obsesiones y rituales hayan mejorado el máximo posible, y siempre por parte de un especialista (cuando una persona con TOC se encuentra en un momento de su trastorno de especial gravedad, puede parecernos que su personalidad es disfuncional y, en cambio, resultar una persona mucho más adaptada y funcional cuando mejora de su TOC).