¿Cómo ayudar cuando una persona con TCA se siente culpable en las comidas?
La culpabilidad es una emoción muy presente en las personas que tienen un trastorno de la conducta alimentaria (TCA) y es necesario llevar a cabo un trabajo terapéutico para superar esta emoción y todo el sufrimiento que conlleva el trastorno. Es importante recordar que esa culpabilidad es producto de los pensamientos negativos que a menudo emergen con el trastorno y que la terapia ayudará a controlar.
Es muy habitual que las personas con un TCA se sientan culpables antes, durante o después de las comidas, ya que han establecido una clasificación entre alimentos «buenos» y «malos». Así que podemos encontrar a personas con un alto sentimiento de culpabilidad cuando comen algo que para ellos es «malo» o consideran que no es saludable. Ningún alimento es malo o bueno en sí mismo, pero la persona con TCA les da estos atributos en función de las creencias que ha ido construyendo desde la mentalidad de una dieta y una alimentación restrictiva.
Existe, además, una culpabilidad relacionada con la baja autoestima que conduce a la persona con un TCA a dudar sobre lo que hace, dice o siente, entrando en un nuevo bucle de sentimientos negativos.
¿Cómo podemos ayudar a rebajar el sentimiento de culpa?
Cuando una persona con un TCA se siente mal antes, durante o después de alguna comida es importante que su entorno esté sereno y que no se deje llevar por los nervios o la impotencia. Perder la calma cuando la persona sufre o no quiere comer solo dificulta la situación.
- Cuando la persona con TCA muestra este malestar, debemos acompañar y entender cómo se siente emocionalmente. Escuchar de forma activa ayuda a la persona a expresar sus sentimientos y a sentirse apoyada. Algunas frases adecuadas podrían ser: «Cómo te sientes?», «¿Qué puedo hacer para ayudarte?» o «Entiendo cómo te sientes».
- También puede ser útil valorar el esfuerzo que está haciendo, y animar a la persona a conectar con sus motivaciones y planes de futuro.
- Se recomienda no instar a la persona a comer o a no comer, a menos que esto sea parte del plan terapéutico indicado por los profesionales que la atienden.
- Evita hacer comparaciones con otras personas, cada persona es única y no hay dos cuerpos iguales.
- No dejes que la persona con TCA controle la situación ni negocies con su comportamiento. Recuerda que quien está hablando es el trastorno.
Lo que no ayuda a una persona que siente culpa por comer
Como ya sabemos, un TCA no es únicamente un problema relacionado con la comida, sino que va mucho más allá. Aspectos como la autoestima o el perfeccionismo tienen un peso específico en el desarrollo de un TCA. Es por ello que hay ciertos comportamientos y frases que impactan directamente en la persona que siente culpabilidad por comer.
- Hablar de comidas buenas (saludables) y malas (no saludables).
- Cuestionar porqué hace tantas comidas.
- Extrañarnos por la cantidad que está comiendo.
- Hablar del peso o el cuerpo.
- Comentarios del estilo: «No te preocupes, un día es un día».
- Hablar de calorías o dietas.
- Insistir en que pruebe algo que no quiere probar.
- Hablar de compensar o de calorías.
Cuando nos relacionamos con una persona con un trastorno de la conducta alimentaria no debemos olvidar que esta persona está viviendo en una realidad distorsionada y sufriendo, por lo que será mucho más susceptible a cualquier comentario. Por ello, es importante evitar controlarla, fomentar el dialogo, no agobiarla y hacerle sentir que está apoyada y comprendida.
Una culpabilidad que no es para siempre
A medida que la persona se va recuperando, los sentimientos de culpabilidad van disminuyendo. No obstante, hay que tener en cuenta que, en momentos de mucho estrés, la culpabilidad puede volver a aparecer.
Si observamos que vuelve este pensamiento, podemos ayudarla a analizar cómo le hacen sentir estos pensamientos y qué influencia tienen sobre su comportamiento con preguntas tipo: «¿Qué consigues con este pensamiento?», «¿Cómo te hace sentir?», «¿Es real en comparación con lo que tienes a tu alrededor?», «¿Qué sería lo lógico?», ¿Cómo te quieres sentir?».
El tratamiento terapéutico ayuda a la persona a desviar los pensamientos negativos, incluida la culpa. Enseñan a tener un autoconcepto más realista y a trabajar una autoestima sana. Por eso, cuando la persona se recupera ve todo con más perspectiva y no le invade la culpabilidad de manera recurrente.
Una persona recuperada no debería experimentar de forma habitual esta sensación de culpabilidad con las comidas y, menos aún, sufrir por ello o actuar en función de esos sentimientos. Si condicionan su conducta o le hacen sufrir será necesario pedir ayuda a los profesionales especializados.
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