Cuidar la salud mental en el trabajo
El trabajo es uno de los roles centrales en la vida de las personas, no solo porque permite satisfacer las necesidades básicas y económicas, sino también porque le dedicamos muchas horas, tiene una función social y socializadora, permite la realización personal y está interrelacionada con otras áreas de la vida, como la familia y el tiempo libre. Por eso es tan importante la promoción del bienestar laboral, la salud y el bienestar emocional en los puestos de trabajo.
Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), se estima que el 15% de los adultos en edad laboral tendrán un problema de salud mental en algún momento de su vida y sabemos que muchas personas con trastorno mental son excluidas del mercado laboral. Según los datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística (INE), en 2020 la tasa de empleo de las personas con un grado de discapacidad reconocido por motivos de salud mental en España era solo del 17,1%.
La OMS y el National Institute for Health and Care Excellence (NICE) han elaborado sendas guías de recomendaciones para la promoción de la salud mental y el bienestar emocional en el trabajo, prevenir la aparición de trastornos mentales y dar apoyo a las personas con problemas de salud mental para que se incorporen o regresen al mercado laboral.
Ambos organismos ponen el peso en los planes, políticas y prácticas organizacionales, siendo la organización quien debe identificar y tomar medidas para reducir los riesgos psicosociales del puesto de trabajo y sus efectos negativos, implicando en este proceso a las propias personas trabajadoras. Las medidas organizacionales de tipo psicosocial podrán estar dirigidas a todos los trabajadores (universales) o ser más selectivas y orientadas a perfiles concretos. La OMS destaca como principales perfiles de riesgo sobre los que es importante intervenir a las personas trabajadoras de los ámbitos de la salud, humanitario y emergencias, y a las personas que ya tienen un problema de salud mental. En este último caso, realizar adaptaciones laborales está recogido en los principios internacionales de derechos humanos.
Algunas de las recomendaciones del NICE a las organizaciones para crear ambientes de trabajo positivos, inclusivos y de apoyo son:
- Aumentar los conocimientos básicos en salud mental en el trabajo.
- Fomentar el apoyo entre iguales (peer support).
- Dar apoyo a las personas que gestionan y atienden a los trabajadores.
- Animar a las personas trabajadoras a reconocer y tomar medidas para prevenir la discriminación en el lugar de trabajo.
- Tomar consciencia de que el bienestar laboral depende tanto de factores del propio lugar de trabajo como de la discriminación y el estigma social
- Promover una buena comunicación y compromiso con los empleados
Las orientaciones recogen la importancia de capacitar a los gestores de las organizaciones para mejorar sus conocimientos, actitudes y comportamientos, y también de capacitar a las personas trabajadoras con nociones y sensibilización en salud mental, mejorando así también las actitudes estigmatizantes. Para que la capacitación y formación sea efectiva, es necesario que la organización asegure que disponen de tiempo suficiente para realizar las formaciones más relevantes.
Las formaciones para el personal gestor, según el NICE, deberían incluir:
- Formación continuada sobre la línea de gestión y habilidades comunicativas.
- Contenidos, herramientas, habilidades y recursos para tomar mayor consciencia de la salud mental y bienestar laboral, promocionar el bienestar emocional en el trabajo, mejorar la comunicación entre las direcciones y las personas trabajadoras, incluyendo la gestión de personal en remoto.
También son recomendadas las intervenciones psicosociales individuales, que permitan a las personas trabajadoras desarrollar habilidades de manejo del estrés, promover una salud mental positiva y reducir el malestar emocional. Pero estas medidas individuales no deberían sustituir las estrategias organizativas para la reducción de estresores laborales ni orientarse al aumento de la productividad en el puesto de trabajo, tal y como alerta el NICE. La actividad física basada en el ocio y tiempo libre también está recogida en las recomendaciones de la OMS para mejorar el malestar emocional y promover la salud de las personas trabajadoras.
Las propias organizaciones pueden informar a sus trabajadores de los servicios (internos y externos) a los que pueden acudir en caso de tener malestar emocional o un trastorno mental. Y una buena práctica sería establecer acuerdos con estos agentes externos y proveedores de servicios para favorecer el acceso de sus empleados a los apoyos ofrecidos, que pueden incluir planes y kits de herramientas.
Las personas que se reincorporan a su trabajo tras una ausencia motivada por problemas de salud mental necesitarán no sólo de atención clínica de salud mental, sino también atención dirigida al trabajo. De igual modo, para que las personas con trastorno mental consigan y mantengan un empleo, se deben establecer estrategias dirigidas a la recuperación que mejoren su inclusión laboral, como podría ser el empleo con apoyo.
El objetivo de todas estas recomendaciones es promover el bienestar laboral, prevenir los problemas de salud mental y ofrecer apoyos a la recuperación cuando ya han aparecido. Y para ello es necesaria una apuesta firme de las organizaciones por mejorar sus políticas, planes y actuaciones a favor de una cultura organizacional del bienestar.
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