El ejercicio físico durante el tratamiento de la anorexia y la bulimia
Resumen
Los trastornos de la conducta alimentaria (TCA) tienen un impacto en muchas áreas de la vida de la persona afectada (familiar, social, laboral, educativa…), y durante el tratamiento se tendrán que abordar diferentes aspectos importantes para ella, como el ejercicio físico. Normalizar la práctica de deporte puede ser motivador para la recuperación de la persona, y que lo realice de una manera saludable y no de manera compulsiva, un objetivo del tratamiento.
El ejercicio físico tiene múltiples beneficios para la salud, entre los cuales podemos destacar:
- Mejora la autoestima.
- Ayuda a dormir mejor.
- Mejora el estado físico.
- Ayuda a la regulación emocional.
- Favorece la socialización.
- Reduce el estrés y la ansiedad.
- Disminuye síntomas depresivos.
- Mejora la calidad de vida.
Utilizar el deporte de manera saludable es un factor de prevención de los TCA que puede ayudar, principalmente, en aspectos como la sociabilidad, la autoestima y el autoconcepto de una persona. Pero al mismo tiempo, la realización de actividades físico-deportivas que impliquen una elevada autodisciplina, exigencia física y presiones sobre el peso y la figura pueden ser un factor de riesgo para el desarrollo de un trastorno alimentario.
La persona debe ver la actividad física como un espacio para disfrutar y hacer salud, y no como una medida compensatoria o una manera de esculpir el cuerpo.
El deporte puede ser una herramienta muy beneficiosa durante el tratamiento de la anorexia y la bulimia, ya que muchas personas afectadas lo perciben como una motivación para el cambio muy importante en el proceso de recuperación. Pero es fundamental saber diferenciar si de verdad es un deseo personal o se trata de un síntoma del trastorno, ya que también puede convertirse en una conducta obsesiva que impida una recuperación ponderal adecuada. Por eso es importante ahondar en las motivaciones y recabar toda la información posible antes de animarles a volver a practicar su deporte favorito, teniendo en cuenta que se trata de una actividad lúdica y de comunicación con iguales, además de un espacio para fomentar valores en equipo. Así pues, la persona debe ver la actividad física como un espacio para disfrutar y hacer salud, y no como una medida compensatoria o una manera de esculpir el cuerpo.
¿Cómo y cuándo una persona con TCA puede practicar ejercicio físico?
El ejercicio físico durante el tratamiento de un TCA siempre debe adaptarse a la situación individual de cada persona. La decisión de limitar o no el ejercicio físico la debe tomar el equipo terapéutico. Es muy habitual que al inicio del tratamiento se limite, incluso totalmente, la práctica de ejercicio físico hasta que se recupere o normalice el peso y hasta que la persona afectada sea capaz de realizar actividad física sin que esté relacionada con el deseo de quemar calorías.
El deporte puede ser una herramienta muy beneficiosa durante el tratamiento de la anorexia y la bulimia, ya que para muchas personas puede ser una motivación para el cambio
El primer punto que se debe tener en cuenta es si en la fase en la que se encuentra la persona, puede ser adecuada o no la introducción de la práctica deportiva. Hay momentos del proceso terapéutico donde no está indicado el ejercicio físico, como por ejemplo en un estado de desnutrición o infrapeso o en un estado emocional en el que el equipo terapéutico lo desaconseje.
También es importante conocer los riesgos que puede comportar la práctica de ejercicio físico para una persona con un trastorno alimentario durante el tratamiento sin indicación médica, ya que así se puede entender mejor el motivo de su limitación. Algunos de estos riesgos son:
- Provocar un aumento de la insatisfacción corporal.
- No permitir que se alcance un estado de salud físico adecuado.
- Favorecer la obsesión por el ejercicio y el riesgo que se practique de manera obsesiva.
- Provocar ansiedad e irritabilidad cuando no se puede realizar la actividad física.
- Riesgo vital.
Uno de los objetivos que se deben conseguir durante el tratamiento es que la persona valore los efectos positivos que tiene la práctica habitual y sistemática de actividades físicas sobre su desarrollo personal, tanto en los aspectos biológicos, psicológicos, sociales, como en la mejora de calidad de vida y salud; y que se comporte de manera consecuente y responsable con las necesidades de su cuerpo, evitando las prácticas que tienen un efecto negativo para la salud.
El deporte más recomendable es el deporte de grupo, ya que potencia valores como el trabajo en equipo y favorece la socialización y la motivación.
Por otro lado, se recomienda introducir el deporte tras una estabilización nutricional y psicológica, y cuando mejore la sociabilidad y la aceptación. El deporte más protector o recomendable es el deporte de grupo, ya que potencia valores como el trabajo en equipo y favorece la socialización y la motivación. Se recomienda evitar deportes individuales y realizar actividad física en casa.
Una vez se ha tomado la decisión de reanudar la actividad física, hay que tener en cuenta también el tipo de deporte que practicará la persona, el nivel de competición, el grado de exigencia y el grado de exposición corporal que puede suponer. Algunos aspectos y recomendaciones que se pueden seguir son:
- Los entrenadores no deben hacer ninguna valoración del peso de la persona. Hay ciertos deportes en los que se hace un seguimiento semanal del peso, con la idea de que se trata de un elemento fundamental para obtener buenos resultados.
- Los compañeros y compañeras deben estar avisados y concienciados para que no hagan comentarios en relación al peso y a la imagen corporal que puedan afectar a la persona.
- El inicio tiene que ser gradual, con intensidad leve y un seguimiento individualizado.
- El equipo asistencial debe supervisar siempre el ejercicio físico.
- Una vez iniciado, se irá revalorando por parte del equipo terapéutico.
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