www.som360.org/es

En 2050, uno de cada tres españoles tendrá más de 65 años, según el Instituto Nacional de Estadística. En alguna de tus intervenciones hablas de la transición a la longevidad como de un gran avance de las sociedades actuales. ¿Estamos preparados para esta transición?

«La respuesta corta es no. La respuesta más positiva es que, aunque no lo estamos, sí que estamos avanzando en determinadas cuestiones. Creo que debemos diferenciar si estamos preparados como individuos, como sociedad, o si las instituciones están preparadas. 

Con respeto a las instituciones, creo que no lo están. Quizás estamos implementando una serie de avances más tecnológicos sin plantearnos si son necesarios o no, pero, paradójicamente, parece que se están dejando de lado cuestiones más sociales o sociológicas, y esta es la mayor reclamación que debemos hacer. Yo no me preocuparía tanto por el umbral de los 65 años como entrada a la vejez, porque en realidad hoy en día es una «edad joven», que si seguimos utilizando es porque nos da un tratamiento diferenciado por parte del estado del bienestar. Para mí la preocupación es que no estamos poniendo el foco en la dimensión humana y social de la cuestión del envejecimiento. 

Como individuos, seguimos teniendo muchos problemas. Seguimos siendo una sociedad muy edadista, con una concepción muy negativa y errónea sobre qué significa la vejez, y por eso pensar en los 65 años se nos hace terriblemente pesado y negativo». 

¿Por qué tenemos tantos prejuicios con la vejez? ¿Por qué nos da miedo envejecer?

«Creo que hemos hecho una extrapolación de lo que era la vejez hace cuarenta años y, aunque ha cambiado mucho respecto a la de ahora, seguimos teniendo en el imaginario esa idea de que la vejez, y sobre todo para las mujeres, implica ser esa señora del pueblo que vestía de negro, en la puerta de su casa... Es paradójico cómo hemos sido capaces de avanzar en nuestra percepción respecto a otras etapas de la vida, pero esta no la hemos cambiado. 

Seguimos siendo una sociedad muy edadista, con una concepción muy negativa y errónea sobre qué significa la vejez, y por eso pensar en los 65 años se nos hace terriblemente pesado y negativo.

Por otra parte, la manipulación por parte de los medios de comunicación juega un papel muy importante en esta visión tan negativa que culpabiliza a la vejez de todas aquellas cuestiones no cubiertas en otras etapas vitales. Esto no es cierto. Aun así, a pesar de que seguimos teniendo muchos prejuicios sociales y nos da mucho miedo la idea de envejecer, a medida que nos vamos acercando a edades más avanzadas, nuestra percepción sobre esta etapa cambia. «Es que yo no me siento de mi edad», claro, porque tenemos la concepción que la vejez es otra cosa». 

Mujer mayor riendo con las manos levantadas.

Estereotipos sobre las personas mayores

¿Y cómo es esta nueva vejez que ha cambiado respecto a la de hace cuarenta años? 

«La mayor ganancia en esperanza de vida se ha producido en las edades más avanzadas, y, aunque con muchos matices y muchas desigualdades­, se trata de una esperanza de vida con salud. Es decir, la mayor parte de la población mayor, incluso muy mayor, no está en situación de discapacidad, no es necesariamente gran dependiente. Pero claro, si tenemos la idea de que vamos a vivir más años, pero en una situación de enorme fragilidad, es lógico sentir rechazo. Pero la realidad es que en nuestra sociedad nos encontramos con una vejez con mejores condiciones de salud, y, sin olvidar que existen grandes desigualdades, las condiciones económicas y sociales también han mejorado. 

En España, las personas mayores son las que más participan en actividades de voluntariado y de apoyo a la sociedad, por ejemplo. Son, además, muy reivindicativas y encabezan muchas de las asociaciones de vecinos y entidades de barrio que ahora se encuentran sin relevo generacional. Entendiendo que hay diferentes vejeces, podemos hablar de una vejez más activa y participativa, que nada tiene que ver con ciertos estereotipos que se difunden. Tenemos una nueva vejez que se ha enfrentado a muchos fenómenos sociohistóricos y políticos a lo largo de su vida y esto se refleja en la forma en la que experimentan esta etapa vital. Pero es que si tú en tu etapa joven has sido muy reivindicativa, activa, participativa, quizás habrá alguna circunstancia que te obligue a cambiar, pero no es la edad en sí misma». 

Pero aunque las personas mayores sean ahora mucho más activas y reivindicativas, ¿les dejamos participar? 

«Pues estamos en un momento en el que se está azuzando enormemente el conflicto intergeneracional y estamos desplazando la culpabilidad a los grupos etarios de personas de cuestiones cuya culpa es del sistema. Y esto justifica que no se promueva la participación de personas mayores en actividades que están encabezadas por personas más jóvenes, porque se asume que existe una diferencia y que no va a haber un espacio de encuentro; y esto no es cierto. 

No permitimos que las personas mayores participen, porque no buscamos esos espacios colaborativos. Pero es que además, estamos creando nuevas comunidades participativas, a través de las redes sociales, por ejemplo, que no están teniendo en cuenta en su diseño ni en su desarrollo a las personas mayores; al mismo tiempo, estamos discriminando aún más a las personas que viven en zonas rurales o las que no tienen acceso a estos canales participativos». 

¿Crees que hay algo de condescendencia cuando hablamos de las actividades dirigidas a personas mayores? ¿Las propuestas que hacemos se alejan de sus necesidades e inquietudes?

«Sí, es un poco la idea de «ponte aquí y no molestes». Es un poco lo que sucede cuando hablamos de participación infantil, por ejemplo. En muchas cuestiones, las personas menores de 18 años y mayores de 65 años se encuentran con cierta desprotección de derechos, y además les quitamos el protagonismo incluso en sus propios espacios. En el caso de las personas mayores es aún más grave, porque estamos hablando de personas que consiguieron superar esa etapa, que han sido protagonistas de su vida muchos años y de repente se les dice «no, ahora mejor te vas a tejer, a hacer aquagym, a un club de cocina a hacer tortillas...». 

No somos capaces de crear nuevos espacios de participación, porque partimos de estos estereotipos acerca de qué es la vejez y encasillamos a las personas mayores en lugares en los que puedan estar contenidas.

Somos reduccionistas a la hora de plantear cuáles son las actividades que pueden hacer las personas mayores y se les ofrece participar en actividades, pero no se les ha preguntado en cuáles les gustaría participar. No somos capaces de crear nuevos espacios de participación porque partimos de estos estereotipos acerca de qué es la vejez y las encasillamos en lugares en los que puedan estar contenidas».  

Pero en cambio, cuando hablamos de envejecer bien, lo hacemos refiriéndonos al envejecimiento activo... 

«¿Qué significa ser activo? La verdad es que la palabra actividad siempre la hemos asociado al mercado laboral, a la productividad, es decir, al mercado capitalista. El envejecimiento activo, en cierto modo, es como decir que debo seguir aportando a la sociedad, pero no a la sociedad, sino al sistema. Por eso, a mí personalmente no me gusta esta idea de envejecimiento activo. ¿Y por qué no hablamos nunca de juventud activa? Parece que por el hecho de ser viejo necesites justificar que eres activo, lo que significa que estás produciendo, que estás contribuyendo al sistema y que por eso sigues mereciendo estar ahí. 

Pero si nos vamos a otro tipo de cuestiones y cogemos la parte positiva, es decir, envejecimiento activo en el sentido de participar, hacer ejercicio, etc., también tiene su connotación paternalista, porque deberíamos ser activos a lo largo de toda nuestra vida y no por el hecho de ser mayores. Parece que le estamos exigiendo un tipo de actividad a una persona de setenta años que a una de cincuenta no le estaríamos exigiendo». 

Envejecimiento activo

Envejecimiento activo

Webinar

La salud, la participación y la seguridad son, según la OMS, los pilares del envejecimiento activo, pero no todos podremos envejecer de la misma manera. ¿Es esta desigualdad el gran reto que nos tenemos que plantear como sociedad?

«Sí, hablamos de envejecimiento activo, pero no estamos creando las estructuras sociales para que se dé tal como lo plantea la OMS. Pero es que estas cuestiones tendrían que darse a lo largo de todo nuestro ciclo vital. ¿Qué sucede? A mucha población de cincuenta años no le estamos dando las oportunidades para que sea activa y participe en la comunidad, pero cuando llega a los 65 años le decimos: «Ahora tienes que ponerte a aprender». Y esa señora puede decir: «Oye, que con cincuenta años me teníais totalmente apartada».

¿Por qué no hablamos nunca de juventud activa? Parece que por el hecho de ser viejo necesites justificar que eres activo, que estás produciendo, que estás contribuyendo al sistema y que por eso sigues mereciendo estar ahí.

La longevidad es algo que nos deberíamos estar planteando desde el principio de la vida. Somos sociedades más longevas, no solo por la mayor proporción de personas mayores, sino porque vamos a vivir más años. Pero no estamos pensando en esto último. ¿Cómo vamos a vivir cien años si resulta que tenemos ahora mismo en la primera infancia desigualdades enormes en cuestiones tan básicas como la nutrición? Todas estas desigualdades que estamos viendo en etapas muy anteriores de la vida nos van a golpear enormemente cuando lleguemos a eso de «una de cada tres personas va a ser mayor de 65 años...» ¿Cómo va a ser el envejecimiento de esas personas que hoy son riders, por ejemplo, que no van a tener acceso a unas pensiones dignas, que no van a ser propietarios de sus viviendas...? Van a estar totalmente desprovistos de lo que hoy en día hace que tengamos una buena vejez. No, no van a tener la misma calidad de vejez unas personas que otras. Las desigualdades que marcan nuestra vida eclosionan en la vejez. Las personas que ahora tienen infancias duras, van a tener una vejez mucho peor en términos de salud mental y física, de economía, de posibilidades de participación... ».

Persona mayor y cuidadora

Políticas de envejecimiento y proximidad

La vivienda es uno de los aspectos importantes para el bienestar de las personas mayores. ¿Qué papel juega la calidad residencial en la vejez? ¿Crees que este derecho empeorará en el futuro? 

«La vivienda adecuada, digna y en buenas condiciones tiene un efecto clave en nuestra calidad de vida a lo largo de todo el ciclo vital. En el caso de las personas mayores tiene aún más importancia, porque somos mucho más dependientes del entorno. La vivienda la tenemos que entender como ese espacio que nos protege, pero también teniendo en cuenta el entorno más inmediato. Si vivo en un cuarto sin ascensor y no puedo salir a la calle, mi salud física y mental se van a ver afectadas. Incluso las personas que están en situación de dependencia tienen mayor esperanza de vida y mejor calidad de vida cuando permanecen en su vivienda. La vivienda representa una seguridad ontológica, pero también está muy conectada con nuestra identidad y nuestra salud. 

Las desigualdades que marcan nuestra vida eclosionan en la vejez. Las personas que ahora tienen infancias duras, van a tener una vejez mucho peor en términos de salud mental y física, de economía, de posibilidades de participación...».

Este supuesto derecho a la vivienda sí que está peor que antes, porque hay una serie de problemáticas relacionadas con la vulnerabilidad residencial que no se han solucionado. Hemos pasado a hablar de rehabilitación de la vivienda o de cuestiones como el aislamiento o la eficiencia energética, que está muy bien, pero siempre y cuando tengas calefacción u otras dotaciones mínimas. Además, hay nuevas vulnerabilidades asociadas a los pagos: si tengo calefacción, pero no tengo dinero para pagarla, también debemos entenderlo como una vulnerabilidad residencial. Pero es que esto va a peor. Tenemos una serie de población que ha tenido una peor integración en el mercado laboral y que se va a encontrar en peores condiciones. Todas aquellas cuestiones que tú no has conseguido solucionar a lo largo de tu vida activa laboral es muy difícil que cuando cruces el umbral de los 65 años vayas a tener las condiciones económicas para poder abordarlas. 

Creo que la vulnerabilidad residencial está abandonada por parte de todas las administraciones y entidades. Y además, parte de la nueva vivienda que se ha ido creando no ha tenido en cuenta, por ejemplo, la dimensión comunitaria, es decir, cómo creamos las relaciones sociales en comunidad». 

Cuando hablamos de la longevidad de la población hablamos de desafíos, de retos, quizás con cierto temor o incluso con una connotación «catastrofista». ¿Podemos resaltar las oportunidades que nos brindan las sociedades longevas y multigeneracionales?

«Las sociedades longevas son, sobre todo, sociedades mucho más ricas. Ese contacto multigeneracional, que debemos encontrar y debemos potenciar, en realidad da lugar a una mayor creatividad. Hay una cuestión relacionada con los aprendizajes, y no solamente por ceñirnos a eso de «eres más sabio cuanto más viejo eres», sino porque evidentemente tienes una perspectiva diferente con respecto a la vida. Son sociedades más ricas desde el punto de vista social, siempre y cuando sepamos aprovechar las oportunidades que nos ofrecen. 

Y desde el punto de vista individual, nos permite darnos cuenta de que podemos hacer muchas más cosas a lo largo de la vida, y no hace falta que seamos tan estáticos, podemos tener más experiencias, aprender muchas más cosas, es decir, el potencial en conocimiento, en cocreación y en participación es mucho mayor. Otra cosa es que necesitemos reflexionar sobre cómo crear estos espacios. Una sociedad es tan rica como lo que puedan aportar las personas que viven en ella».

Este contenido no sustituye la labor de los equipos profesionales de la salud. Si piensas que necesitas ayuda, consulta con tu profesional de referencia.
Publicación: 4 de Noviembre de 2024
Última modificación: 4 de Diciembre de 2024

Teléfono de la Esperanza 93 414 48 48 image/svg+xml 1873A50A-300C-4511-9831-D8604C9717D4 1873A50A-300C-4511-9831-D8604C9717D4

Si sufres de soledad o pasas por un momento dífícil, llámanos.

Las sociedades longevas es uno de los principales campos de investigación de Irene Lebrusán. Doctora en Sociología, es profesora en la Universidad  Autónoma de Madrid, investigadora en el Centro Internacional sobre el Envejecimiento y la Longevidad y asesora de diversos organismo y entidades nacionales e internacionales, que acuden a ella para analizar y plantear los retos y las oportunidades de las sociedades cada vez más longevas. 

Entre los principales retos, Lebrusán denuncia las desigualdades existentes que condicionan el acceso a una vejez de calidad, la falta de políticas que contemplen la visión más humana y social del envejecimiento y las dificultades residenciales a las que nos enfrentamos durante esta etapa vital. En cuanto a las oportunidades, destaca la riqueza de las sociedades longevas, en la que hay que promover la relación multigeneracional. 

Defensora de los derechos a lo largo de todo el ciclo vital, se muestra muy crítica con el término «envejecimiento activo» y cuestiona la intención en su uso: «Parece que por el hecho de ser viejo necesites justificar que está activo, lo que significa que estás produciendo, que estás contribuyendo al sistema y que por eso sigues mereciendo estar ahí».