¿Cómo puedo ayudar a mi hija o hijo con TEAF?

El trastorno del espectro alcohólico fetal (TEAF) es un síndrome que agrupa diferentes manifestaciones físicas, mentales, conductuales y cognitivas causadas por el consumo materno de alcohol durante el embarazo. Estas disfunciones pueden variar en forma y gravedad en función de la edad de la persona. Su forma más grave es el síndrome alcohólico fetal (SAF).

Para poder ayudar a una hija o hijo con TEAF, lo primero es aprender a interpretar sus problemas y dificultades, entendiendo cuáles son síntomas propios del trastorno. Así, cuando un menor con TEAF no sigue las normas, no es porque lo haga a propósito, sino debido a sus dificultades para comprender y traducir las instrucciones. Lo mismo ocurre cuando repite sus errores: podemos pensar que nos desafía o no quiere hacerlo, aunque posiblemente sea a causa de sus dificultades para generalizar los aprendizajes o para ver las similitudes.

Algunas estrategias que podemos utilizar para ayudarle en el manejo de su conducta pueden ser:

• Utilizar un lenguaje concreto y sencillo
• Dar instrucciones consistentes
• Repetir las instrucciones
• Generar rutinas y anticipación
• Supervisar

Si ayudamos a expresar sus necesidades y prestar atención a su comunicación no verbal, se podrá anticipar situaciones de rabia y enfado que, en alguna ocasión, pueden desencadenar una conducta reactiva más agresiva.

El uso de fotografías y apoyos visuales les ayudará a reforzar lo que deben hacer, a adquirir el hábito más fácilmente y lo consolidarán mejor. También les ayudan los ambientes calmados, predictibles y seguros, no solo por su hipersensibilidad sensorial, sino también en momentos como las comidas o la realización de tareas escolares. Para mejorar su rendimiento escolar, no solo es importante que la familia tenga un buen contacto con la escuela, sino también crearle un espacio de trabajo libre de distracciones, ajustando el tiempo de trabajo a su capacidad de atención, generalmente unos 20-30 minutos (un reloj le ayudará a interiorizar la noción de tiempo).

Es importante que les ayudemos a aprender a manejar el dinero y la propiedad, ya que estas dificultades suelen permanecer en la edad adulta. Pueden tener dificultades para manejar el valor de los billetes y monedas, o gastar dinero de forma impulsiva. También les cuesta entender el concepto de propiedad, y eso aumenta el riesgo de cometer pequeños hurtos o, al contrario, ser demasiado generosos con sus pertenencias. Para ello es útil:

• Darle una paga semanal, en lugar de mensual.
• Ayudarle en la planificación de los gastos, por ejemplo, anotando el dinero que recibe y en qué lo ha gastado.
• Enseñarle a hacer determinadas compras (por ejemplo, comprar el mismo tipo de pan cada día en la misma panadería).
• Si va a comprar solo o sola, darle el dinero (casi) exacto.
• Evitar dejar cosas de valor a la vista, como podría ser el monedero.
• Marcar sus pertenencias con su nombre y, si vemos que tiene algo que no es suyo, indicarle que no le pertenece y que debe devolverlo (ayudarle a corregir la situación y disculparse).