«Si sumamos esfuerzos, seremos más eficaces en la prevención de los TCA»

«Antes de la creación de la FEACAB, las diferentes asociaciones que hay repartidas por toda España nos reuníamos sólo en alguna ocasión, por ejemplo, cuando había algún congreso de la Asociación española para el estudio de los trastornos de la conducta alimentaria (AETCA), que aprovechábamos para invitar a algún especialista que nos pudiera dar alguna charla. A partir de estas reuniones, pensamos que, puesto que todas estábamos trabajando por el mismo propósito, que es sobre todo el de ayudar a las familias y el de promover la prevención, lo mejor era que nos federásemos, porque así íbamos a sumar, a compartir y a trabajar en red, que es de lo que se trata. Y en 1999 surgió la Federación.

La idea de la FEACAB es fortalecer el trabajo y la vitalidad de todas las asociaciones. Cada una de ellas está en un territorio específico y tiene más o menos capacidad para llevar a cabo proyectos. Pero si compartimos experiencias, programas y materiales, podemos ser más eficaces en la prevención, en el apoyo a las familias y en la sensibilización sobre los trastornos de la conducta alimentaria. De los compañeros y compañeras de Cataluña, por ejemplo, hemos aprendido cómo hacer la prevención de en las escuelas. El principal reto de las federaciones es, precisamente, saber aprovechar el potencial de esta unión teniendo en cuenta que los recursos y fuerza de cada entidad son muy diferentes, de aquí la importancia de que reciba apoyo como federación y se le pueda destinar tiempo y dedicación para obtener resultados».

«La Administración no aporta el apoyo a las familias, porque no llega. Bastante conseguimos si a una persona con TCA se le atiende todo el tiempo que necesite. Pero la familia también necesita un apoyo. Esto lo hacemos las asociaciones. También llevamos a cabo programas de prevención en los centros educativos y ayudamos y acompañamos a las personas afectadas, y lo hacemos en estrecha relación con las unidades de atención de los TCA. En Aragón, recuerdo que sólo había una unidad de infanto-juvenil, y las personas adultas no sabían dónde acudir. Al final, con el apoyo de la asociación, se creó una unidad para adultos. Aún así, muchas personas venían a la asociación porque necesitaban un apoyo, pero no querían recibir tratamiento. Y por eso creamos un programa que se llamaba «Prevención y motivación al tratamiento», en el que las trabajadoras sociales dedicaban horas hasta que conseguían que la persona pidiera cita con la unidad y siguiera un tratamiento. Este es un ejemplo de lo que podemos hacer desde las asociaciones. Pero la Federación permite tener influencia, en este caso, en el ámbito nacional, en un territorio más amplio del que abarca cada asociación de forma particular. Nos permite «hacer ruido» y dialogar con más fuerza con las administraciones estatales.

Pero el trabajo de la Administración, evidentemente, es muy importante en la atención de las personas con TCA. Así que cuanto más juntos trabajemos, mejor. Eso no quita que cuando tenemos que reivindicar cosas, lo hagamos, pero con afán constructivo, en beneficio de las personas afectadas y de sus familias. Nuestro papel no es montar una consulta paralela a la sanidad pública, sino llegar a lo que la sanidad pública no llega. El apoyo a las familias, ya lo hacemos nosotros, que somos familias». 

Si sumamos esfuerzos, podemos ser más eficaces en la prevención, en el apoyo a las familias y en la sensibilización sobre los trastornos de la conducta alimentaria.

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«Las familias encuentran siempre apoyo en las asociaciones. Primero, encuentran argumentos para convencer a sus hijos e hijas para que acudan dónde les puedan tratar. Y esto ya es importante. Pero luego, las familias necesitan comprender el trastorno y saber hacia dónde ir, pues cuando un TCA entra en una casa es habitual que se sientan angustiadas, confundidas y que necesiten información sobre qué le pasa a su hijo o hija y cómo pueden ayudarlo. Hay mucha literatura al respecto, pero falta tocar de pies en el suelo. Cuidar a las familias es muy necesario, pues son un agente clave en la evolución y la recuperación de las personas con trastorno alimentario. Si aprendemos a convivir con el trastorno, tenemos mucho ganado.

A parte de las sesiones de acogida y los talleres de orientación, los grupos de ayuda mutua son muy valiosos, pues dan la posibilidad de compartir inquietudes con otros padres y madres que se encuentran en la misma situación. Aunque cada vez hay más información sobre los TCA, tener un contacto directo es importante».

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«Durante el confinamiento por la pandemia de la COVID-19 trabajamos muchísimo, atendimos a muchas personas, pero la avalancha la tuvimos al volver, y la verdad es que estuvimos saturados. Ahora parece que el número de casos se ha estancado un poco, pero los casos son cada vez más graves y eso significa más ingresos. Así que, aunque me alegra que cada vez se hable más y se tenga en cuenta la salud mental, no solo tendría que ser para decir «qué importante es la salud mental», sino para poner recursos de verdad, para incrementar el número de profesionales y de camas en los centros».

Cuidar a las familias es muy necesario, pues son un agente clave en la evolución y la recuperación de las personas con trastorno alimentario.

«Esto es incontrolable y nos preocupa muchísimo. Por eso, trabajamos conjuntamente con otras asociaciones y entidades, como por ejemplo las que se dedican a la prevención del acoso escolar. Para promover el buen uso de las pantallas, es importante que haya un trabajo conjunto entre las familias y las escuelas. Las familias se tienen que sentir apoyadas para poder educar a sus hijos e hijas; y a los equipos docentes y educadores se les debe dar también formación sobre los trastornos de salud mental, sobre el bullying, sobre el suicidio... Esto es clave si queremos avanzar».

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«Cada asociación lleva a cabo programas de prevención, pero todas vamos en el mismo camino y hacia la misma dirección. Cuando hablamos de prevención, es importante hablar de reforzar la autoestima, de la imagen corporal, de aprender a querernos... A nosotros nos preocupa que estas campañas con los niños y adolescentes se hagan bien, que las hagan personas especializadas, porque debemos ser muy cuidadosos. Debemos hacer prevención en los centros educativos, pero también entre las familias y en la sociedad en general.  

Y aquí vuelve a ser imprescindible el trabajo en red, el compartir, pues cuantos más aliados tengamos, más lejos llegaremos con la prevención».