Hacia un acompañamiento en salud mental con perspectiva joven
Resumen
El entorno, tanto familiar como social, es clave para la recuperación del bienestar en caso de malestar psíquico. Desde lo más sistémico y estructural, como las características de la sociedad en la que uno vive, pasando por lo material en tanto que condiciones económicas, hasta la red que rodea a la persona joven.
Muchos de los trastornos mentales suelen iniciarse a partir de los 14 años y hasta los 19. Cabe decir que cuando se aborda la temática de la salud mental de las personas jóvenes, se suele hacer desde una perspectiva adulta que analiza, clínicamente, el porqué de estos malestares psíquicos en la gente joven.
Esa perspectiva puede ser de utilidad debido a la experiencia profesional y la sabiduría técnica. Sería necesario que, cada vez más, se incorporara la perspectiva joven en el análisis, pudiendo aportar, desde la propia vivencia, una mirada en primera persona que clarifique, desde un ejercicio de empoderamiento, muchas ideas preconcebidas sobre la temática. Difícilmente alguien a quien no se le suele dar voz podrá desarrollar una capacidad introspectiva y reflexiva sobre la propia experiencia y, sin embargo, es de absoluta necesidad que así sea para que el sistema público de salud mental se vaya adaptando a las necesidades reales de las personas jóvenes.
Un aspecto que es interesante incorporar por parte del adulto es ofrecer una orientación desde el ejemplo, donde pueda contemplarse el error, el cuestionamiento y la búsqueda del entendimiento con el otro, evitando así la idea de ser portadores de una verdad que pueda imponerse a las “verdades” que en este momento la persona joven pueda sentir.
Asimismo, profundizando en la importancia de la visión y la perspectiva, se debe apostar por una mirada amplia y libre de juicios que entienda a la persona más allá del trastorno, que se pregunte por la historia vital, las fortalezas y recursos personales y las posibilidades del entorno. El entorno, tanto familiar como social, es clave para la recuperación del bienestar en caso de malestar psíquico. Desde lo más sistémico y estructural, como las características de la sociedad en la que uno vive, pasando por lo material en tanto que condiciones económicas, hasta la red que rodea a la persona joven. Todo ello determinará las posibilidades, o no, de mejora. Las entidades juveniles pueden ser, en este sentido, una pieza fundamental en el empoderamiento y crecimiento personal de los y las jóvenes, así como también lo son las políticas públicas destinadas a la equidad económica y social de la ciudadanía, ya que está demostrado que el bienestar económico y social repercute directamente en la salud del individuo.
Por otra parte, además de los centros especializados en salud mental, las escuelas e institutos tienen mucho que aportar en el trabajo de las emociones y en la detección y acompañamiento de dificultades a nivel psíquico de las personas jóvenes. Hay que hablar abiertamente de salud mental en las clases con todo el alumnado, así como también del suicidio, puesto que el 20% de las personas jóvenes ha expresado pensamientos suicidas al menos una vez (Teixidó, Hernández coord, 2018).
Hablar del suicidio, que sigue siendo tabú, es una excelente herramienta para disminuir la tasa de suicidios entre la población joven. La educación emocional tendría que ser, en este sentido, de obligatoriedad en los currículums escolares. Es desde estos distintos espacios de participación que se podrá ir construyendo una sociedad cada vez más consciente de las problemáticas de salud mental y de cómo acompañarlas.
Si tienes pensamientos suicidas, pide ayuda:
También puedes comunicarte con los servicios de emergencia locales de tu zona de residencia.
-
024
Línea de atención a la conducta suicida -
061
Salut Respon -
900 925 555
Teléfono de prevención del suicidio de Barcelona