Cinco mitos sobre la influencia de los alimentos en el estado emocional

Resumen
La salud mental y la alimentación están estrechamente conectadas. Seguramente todo el mundo ha experimentado alguna vez cómo afectan las emociones a su estómago: dejamos de tener hambre antes de un examen o notamos una hambre repentina cuando estamos nerviosos o con estrés. Esto no es casualidad. El cerebro y el intestino están profundamente conectados a través de lo que se denomina sistema nervioso entérico, una especie de «segundo cerebro» situado en el sistema digestivo.
A pesar de que esta relación entre mente y alimentación es real, también han surgido creencias populares y mitos sobre la afectación de ciertos alimentos en las emociones o en la salud mental, que no siempre tienen evidencia científica. A continuación repasamos algunos de estos mitos. Y empezamos por una expresión que está muy extendida y que utilizamos para referirnos a esta relación a menudo mal entendida.
1. «Tengo ansiedad por comer»
La ansiedad, como emoción, implica síntomas físicos como por ejemplo sudoración, palpitaciones, tensión muscular, dolor de cabeza o respiración rápida, entre otros. Cuando usamos esta expresión a menudo lo que estamos viviendo realmente es una ingesta emocional: comemos para tapar o gestionar una emoción como el aburrimiento, la tristeza, la soledad o el estrés.
2. El azúcar (o el chocolate) me ayuda a concentrarme
Es cierto que el cerebro utiliza la glucosa para funcionar, pero esto no quiere decir que el azúcar refinado o el chocolate nos hagan pensar mejor ni estar más concentrados. De hecho, una alimentación con un consumo elevado de azúcar se ha relacionado con lo contrario: menos concentración. En cuanto al chocolate, contiene pequeñas cantidades de cafeína y teobromina, que pueden dar una sensación puntual de activación, pero no mejoran realmente la concentración de manera sostenida. Para el cerebro, lo mejor es tener una alimentación equilibrada y un descanso adecuado.
3. No comer gluten mejora el estado de ánimo
Este es un mito bastante extendido, pero la realidad es que solo las personas con una enfermedad celiaca o con sensibilidad al gluten pueden notar una mejora emocional cuando lo eliminan de su dieta, porque su digestión se ve directamente afectada. En cuanto al resto de personas, no hay evidencia científica que indique que una dieta sin gluten mejore el estado de ánimo o que reduzca la ansiedad. De hecho, escoger modelos de alimentación restrictivos sin motivo médico puede generar más estrés y preocupación por la comida.
Tomar suplementos o vitaminas «por si acaso» y sin prescripción médica puede generar una falsa sensación de control y retrasar la atención profesional necesaria.
4. Los alimentos con triptófano (como el plátano o la avena) te hacen sentir más feliz
El triptófano es un aminoácido precursor de la serotonina, la llamada «hormona de la felicidad». Pero esto no quiere decir que comer plátanos o avena nos haga más felices automáticamente. Para que el triptófano llegue al cerebro y se convierta en serotonina hacen falta otros nutrientes, y el proceso es complejo. Aun así, la vía del triptófano no es la única que influye en nuestro estado de ánimo; el bienestar emocional depende de muchos factores. Ningún alimento en si tiene la capacidad de generar felicidad de manera directa.
5. Suplementos como el magnesio o el omega-3 curan la ansiedad y la depresión
Los suplementos pueden ser útiles si hay una carencia diagnosticada, pero por sí solos no tratan trastornos emocionales ni sustituyen un abordaje psicológico o médico. Tomar suplementos como magnesio y omega-3 o vitaminas «por si acaso» puede generar una falsa sensación de control y retrasar la atención profesional.
La alimentación tiene un papel importante en la salud global, pero no hay alimentos milagrosos ni dietas que tengan un efecto directo en las emociones. Los alimentos no solo nutren el cuerpo, también forman parte de nuestra vida social, emocional y cultural. Compartir comidas, cocinar con otros, disfrutar de un plato que nos conecta con algunos recuerdos... Todo esto también es salud. Por eso, tener una buena relación con la comida es tan importante como lo que comemos.
Si notas que el estado de ánimo te condiciona el día a día, que la comida se ha convertido en una vía de escape o que tienes un malestar persistente, pedir ayuda profesional es un acto de responsabilidad hacia ti mismo.
Teléfono de la Esperanza 93 414 48 48
Si sufres de soledad o pasas por un momento dífícil, llámanos.
